lunes, 20 de septiembre de 2010

Potosí. Mina

Viaje al centro de la tierra


Soy minero...


Vista de Potosí


Dentro de la mina "Trinidad"


Mineros empujando un carro con dos toneladas de tierra


Mineros descargando un volquete


Gerardo, desde los 12 años en la mina


A pesar de que en el Cerro Rico no queda ni una mínima parte de lo que extrajeron durante los años de la colonia, unos 15.000 mineros siguen trabajando en alguna de las 80 minas que existen en el cerro. Lo que extraen ahora es una mezcla de plomo, zinc y plata, pero de cada montón de tierra sólo es aprovechable entre un 15 y un 18%.
Como se ve en las fotos, las condiciones de trabajo no han cambiado mucho desde el s. XVII. Los mineros entran a trabajar a edades tan tempranas como los 12 años, y a los 50 ya tienen los pulmones destrozados por la silicosis y problemas en la vista. Su jornada de trabajo empieza hacia las 7 de la mañana, cuando, después de desayunar de forma contundente, se reúnen para pijchar. Pijchar es mascar la hoja de la coca, esto les da fuerza y les calma el apetito para las diez horas que se pegan en la mina sin salir. Su trabajo dentro consiste en dinamitar las paredes y cargar volquetes con dos toneladas de tierra, que tienen que arrastrar por dentro de la mina hasta que las lleven al exterior.


Efraín, nuestro guía, haciendo una ofrenda al Tío


Dentro de las muchas tradiciones que tienen, una de ellas es el Tío. A pesar de que muchos de ellos son cristianos, dentro de la mina piden protección al diablo, al tío. Dicen que si hay un Dios sobre la tierra, bajo la tierra debe mandar el diablo, y la verdad es que trabajar en esa mina es un infierno. Para pedirle protección el primer viernes de cada mes hacen la ch'alla, ofreciendo alcohol y hojas de coca.


Ingenio


Una vez afuera el material es llevado a "los ingenios", instalaciones donde separan la tierra del material aprovechable, que luego venden a otros países. Los potosinos exigen al gobierno que les pongan instalaciones para poder vender el material ya en lingotes. Pero, teniendo en cuenta que el Cerro ha sido explotado durante casi 400 años y que ahora parece un queso de gruyere, no creen que quede mucho material para sacar. Un dato: en el s. XVII las vetas de plata eran como de un metro, y ahora son como de 10 cm... no queda mucho por sacar.

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