Día dos: Caminando por la selva peruana y el camino inca
El segundo día comenzaba la verdadera aventura: caminar por la "ceja" de selva peruana y luego por un camino inca hasta llegar hasta nuestro siguiente destino: Santa Teresa.
El trozo de selva por el que caminé era el típico lugar que describen en los libros de aventuras, donde no te puedes morir de hambre porque todo lo que necesitas crece en los árboles. Había árboles de mango, pomelo, cacao, aguacates, chirimoya, achachairú, plantas de piña, coca... todo lo que puedes imaginar al alcance de la mano.
Árbol de Mangos (una pena que no estuvieran maduros)
Selva peruana
Con todo el grupo en la selva
Después de caminar durante un par de horas por la selva, empezamos a ascender hacia el camino inca. Los incas construyeron caminos que llegaban a todos los rincones del imperio. Para la clase baja los construyeron en el fondo de los valles y para la clase alta y los chaskis en la montaña. Los chaskis eran los correos del imperio inca, y llevaban los mensajes corriendo de un sitio a otro, relevándose cada 5, 10 o 15 km. Eran tan rápidos que podían cubrir la distancia entre Lima y Cusco (cerca de 1000 km) en menos de 24 h, para que el Inka pudiera comer pescado fresco cuando quisiera. Yo caminé por uno de los caminos reservados a la clase alta (no me merezco menos :) ) y la verdad es que las fotos hablan por si mismas:
Vistas del valle y del camino inca (a la izquierda)
Bajando por el camino
Vistas del camino inca
Después de caminar por el camino inca empezamos a descender hasta el fondo del valle de nuevo para acabar el día en unas aguas termales. Me di un merecido baño (después de una caminata de siete horas) y luego 40 minutos más de caminata rumbo al pueblo donde pasé la noche: Santa María.
No hay comentarios:
Publicar un comentario