martes, 30 de noviembre de 2010

Última visita a campo

¿Iluminar la pobreza?




Tinaja de chicha.


Una de las casas visitadas, a una hora de caminata de cualquier otro indicio de civilización.


El "tractor" de un comunario cualquiera: un arado de madera que bien podría ser de la Edad Media. Después le atarán un trozo de metal y lo unirán a una yunta de vacas (¡ni siquiera bueyes!) para arar los campos de papa.



Vista de una de las casas con el valle de Pocona al fondo.






Charque de cabrito secando al sol. Muy rico estaba, por cierto.




Vivian.


Baño ¿semanal?


Colección Primavera/Verano


Hace cosa de un mes estuve en un evento acerca de la introducción de Energías Renovables en Bolivia, donde coincidí con un español que estaba trabajando para la cooperación alemana. Estuvimos hablando de nuestros respectivos proyectos, y en un momento de la conversación me dijo que mucha gente consideraba que los proyectos como los que ejecuta CINER (poner luz y tomas de corriente), son llamados "iluminar la pobreza". Yo defendí a capa y espada el proyecto, porque en mis anteriores visitas a campo me pareció que eran proyectos que habían mejorado mucho la vida de la gente y que habían introducido un cambio sustancial en sus vidas. Por eso, cuando me ofrecieron realizar mi última visita a las comunidades no lo dudé, quería volver a ver los sitios y replantearme mis opiniones. La visita fue de nuevo a las comunidades del valle de Pocona pero esta vez, en vez de tener reuniones comunarias, fui a las casas a comprobar el estado de los equipos y realizar reparaciones. La verdad es que, por mucho que fuera la tercera visita, impresiona tanto como la primera. La gente vive en casas de adobe de una sola habitación, donde toda la familia duerme junta y su cocina consiste en una pequeña casita con una hoguera, con las paredes tan negras de hollín que al intentar clavar un clavo te rodea una nube de polvo. La verdad es que esta vez si que pude entender porque hay gente que le puede llamar "iluminar la pobreza", en realidad no es un cambio tan radical en sus vidas, no se dedica a usos productivos, simplemente a cargar el móvil y ver la tele. Pero también es verdad que ahora los niños pueden estudiar al volver del colegio, y que las mujeres pueden tejer chaquetas a la luz de esos focos. Sí, instalar una granja o un telar supongo que sería considerado más productivo, pero este pequeño proyecto ha hecho que en algunas comunidades estén interesados en seguir avanzando y conseguir financiación para proyectos más ambiciosos. Así que supongo que al darles luz, hemos iluminado su pobreza, y se han dado cuenta de que quieren salir de ella.

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